Un montaje sobre las consecuencias del consumo masivo de pornografía en la adolescencia abre el Festival Zero en Sant Joan Despí

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La obra de teatro La Festa, una coproducción del Teatre Nacional de Catalunya y de Teatres en Xarxa que plantea las consecuencias del consumo masivo de pornografía en la adolescencia y de la falta de información adecuada sobre la sexualidad, abrirá la edición 2024 del Festival Zero en Sant Joan Despí, que tendrá lugar del 15 al 17 de marzo. El Festival Zero es un certamen que quiere interpelar al público con propuestas no convencionales y temáticas de actualidad.

La Festa es una obra de Daniela Feixas que muestra seis relatos sobre la adolescencia construidos a partir de confidencias reales. Historias extraídas de entrevistas hechas a adolescentes que muestran cómo el consumo masivo de pornografía desde muy jóvenes crea una erótica de la violencia, una cosificación de las mujeres y una insatisfacción difícil de confesar.

El montaje, que podremos ver el viernes 15 de marzo en el Teatro Mercè Rodoreda, habla de temas como el consentimiento, las relaciones tóxicas o las violencias machistas. Se trata de una coproducción del Teatre Nacional de Catalunya y de Teatres en Xarxa, el grupo de teatros de proximidad en los que participa Sant Joan Despí junto con una decena de municipios más.

Circo y clown

La programación del Festival Zero en Sant Joan Despí continuará el sábado 16 con Lady Panda, un montaje de la compañía Mumusic Circus coproducido por el Festival Grec de Barcelona que tiene como elementos centrales los conceptos de suspensión, de punto muerto y de viraje. Lady Panda es un espectáculo con una estética cuidadosa y de un minimalismo oriental que nos habla, a través del lenguaje del circo y de la música, sobre aquellos momentos en los que nos disponemos a aceptar una pérdida y buscamos la seguridad de un nuevo puerto o de una nueva vida.

Cerrará el Festival Zero la obra Solo, de Roi Borrallas, Premio Zirkólika al Mejor espectáculo de payasos 2022. En este montaje se combinan títeres, manipulación de objetos, máscaras y, sobre todo, comicidad. Un espectáculo que muestra a un payaso solo en su camerino, un espacio en el que se mezclan la persona y el personaje, un limbo que no es ni el escenario ni la vida real, una frontera donde tiene lugar este montaje en el que podemos ver a un actor sin público, a un payaso cuando nadie lo observa.

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