La historia de la ciudad
Orígenes
El actual término municipal de Sant Joan Despí ha estado habitado desde la antigüedad más remota. Se han encontrado restos desde la Edad del Bronce, pero es a partir del siglo II aC cuando se forma un pequeño poblado ibero-romano estable en Les Begudes. En la época romana, ligada a la fundación de Barcino, el territorio se transformó y se instalaron en el término varias villas y grandes masías dedicadas a la agricultura. Este sector era conocido en aquellos tiempos con el nombre de Vico Miziano.
Edad media
Una de estas villas romanas con el tiempo se transforma en la iglesia de San Juan Bautista y se crea un pequeño núcleo a su alrededor. En el año 1002 ya se llama a este lugar como San Juan y poco después se le asocia el término "pi": Sancti Iohnnis de Pinu. En el resto del territorio hay varias masías, como Can Codina, algunas de ellas fortificadas con una torre, como Cal Felip y dos capillas: Santa Oliva y Sant Martí de l'Erm.
Edad moderna
Durante el transcurso de los siglos XV, XVI y XVII, la comarca sufrió los efectos de los diferentes episodios bélicos y las repetidas epidemias de peste que asolaron Cataluña, y produjeron un bajón general de la población. La economía era todavía básicamente agrícola, donde la mayoría de las tierras estaba en manos de un pequeño grupo de terratenientes, todos ellos de Barcelona.
Hasta mediados del siglo XVIII, el Camino Real que enlazaba Madrid y Barcelona atravesaba la población y era un importante factor de desarrollo. Con la construcción de una nueva ruta durante el reinado de Carlos III (la actual N-II), Sant Joan Despí perdió su tradicional situación de pueblo de paso y desde entonces sufrió un relativo aislamiento que condicionó decisivamente su evolución histórica. Según datos del viajero Francisco de Zamora, en aquella época el pueblo tenía casi una sola calle (la actual calle Mayor).
Siglos XIX y XX
Hasta el año 1830 el municipio de Sant Joan Despí se extendía por la carretera (calle Major) llena de grandes mansiones, y las calles del Bon Viatge y Santa Oliva (calle Catalunya), con casas mucho más modestas. El resto, campos y casas dispersas, algunas de ellas muy grandes, como Can Pau Torrents, Can Po Cardona o Can Tusquets. La llegada del Canal de la Infanta supuso la expansión de la agricultura de regadío. Aunque el ferrocarril se construyó en 1845, no fue hasta 1891 cuando se construye un apeadero.
A finales del siglo XIX también nace el ensanche de Sant Joan Despí, entre las calles Torres y Francesc Macià, donde se levantaron las residencias de veraneo de algunos barceloneses.
La descripción de cómo era Sant Joan Despí a principios del siglo XX la podemos encontrar en el libro de Àlvar Maduell Sant Joan Despí, un recorrido por la historia, que lo describe como un pueblo que "con el caserío de Las Bebidas y 32 casas esparcidas por el término, reúne 281 edificios con 1.172 viviendas de hecho y 1.171 de [...] Tiene una iglesia parroquial dedicada a San Juan, servida por un párroco, una costura y un estudio municipales, una biblioteca escolar y pública y una caja escolar de ahorros, dos sociedades corales, una recreativa, otra política, una subdelegación del Instituto Agrícola Catalán de San Isidro y la Cámara Agrícola del Baix Llobregat, hay jefe de somatén y fiesta mayor el día 23 de agosto. Toda su industria consiste en una fábrica de cartón y un horno de obra. Su término es plano y de clima templado y saludable; se cosecha trigo, maíz, legumbres, cáñamo y vino".
En 1926 se proyectó una nueva urbanización en la zona del Samontà, por encima del ferrocarril, de la mano del arquitecto Josep Maria Jujol; pero, por último, el proyecto no prosperó. El Plan Comarcal de 1953, que ofrecía terrenos industriales fuera de Barcelona, hizo que esta zona de Sant Joan Despí figurara como zona industrial (que con el tiempo se transformaría en el Polígono Industrial Fontsanta) y fuera la empresa Gallina Blanca la primera a instalarse, siguiéndola otras más.
Más tarde iría configurándose un nuevo barrio: Les Planes, a base de dar cabida a todos aquellos trabajadores y trabajadoras que se desplazaron de sus municipios de origen (principalmente de Andalucía) atraídos por la oferta de empleo que ofrecía el nuevo polígono industrial.
Durante las décadas de 1960 y 1970, Sant Joan Despí crecía indiscriminadamente. En 1960 el municipio tenía 4.711 habitantes y en 1970, 16.055. El barrio de Les Planes fue totalmente edificado y el barrio centro sufrió el derribo de muchas fincas que se reconvirtieron en islas enteras de bloques de viviendas, la mayoría de ellos de una estética y confortabilidad bien alejada de los estándares de calidad exigibles. Durante la década de 1980, democratizadas las administraciones públicas, el ordenamiento de las ciudades fue uno de los principales proyectos de los gobernantes: la urbanización de calles, la creación de zonas verdes, parques, equipamientos...
A mediados de la década de 1980 nuevamente Sant Joan Despí vuelve a ser espectador de un nuevo crecimiento urbanístico. Por un lado, en el barrio de Pla del Vent-Torreblanca, con la construcción de viviendas y del parque de Torreblanca. Por otro, en el Polígono Residencial Sant Joan, donde en 1985 la Corporación Catalana de Radio y Televisión ubicó las instalaciones de TV3 -de ahí que en el barrio también se le conozca como barrio de la TV3- . A continuación empezó la construcción de viviendas y del segundo gran parque de la ciudad: el parque de la Fontsanta.
Siglo XXI
El comienzo del siglo XXI es el del inicio del ensanche Sudoeste, una zona que se extiende desde la calle Mayor hacia la autovía A-2, y el del desarrollo del sector de las Bebidas, con la creación de la Ciudad Deportiva del Fútbol Club Barcelona y de una nueva zona residencial. En paralelo, la ciudad se convierte en la referencia sanitaria del sur del Baix Llobregat con la apertura del Hospital de Sant Joan Despí-Moisès Broggi.
Sant Joan Despí es actualmente una ciudad con más de 34.000 habitantes. Una ciudad con cuatro barrios bien definidos y equipados: con cada vez más espacios verdes, más zonas para poder disfrutar y relacionarse, dos bibliotecas, dos polideportivos, cuatro centros cívicos, un rico patrimonio modernista y un potente tejido asociativo. Una ciudad que cada vez cuenta con más calidad de vida.